Francisca Jünemann: No podemos seguir con una sociedad donde la mitad no puede desarrollar sus capacidades
Abogada, egresada de la Pontificia Universidad Católica, actualmente es presidenta ejecutiva y cofundadora de Fundación ChileMujeres, Francisca Jünemann Pérez se ha convertido en una de las principales voces por la equidad de genero en el país. Ha participado en comisiones presidenciales y de la Cámara de Diputados, miembro de Red Activa (comunidad de empresas comprometidas con la equidad de género y las políticas inclusivas) e incluso fue parte del grupo que estableció la fórmula para asegurar la conformación paritaria de la Convección Constituyente.
Sin duda, una voz que hay que escuchar para saber que se entiende por equidad de género, un concepto que se ha comenzado a oír bastante en la última década, pero que no todos comprenden a cabalidad. “Se puede hablar también de igualdad de género en los lugares de trabajo y es que efectivamente las mujeres tengan las mismas oportunidades, condiciones, derechos y trato que los hombres para poder ingresar, desarrollarse y ascender en las distintas organizaciones”. Y es que la principal inequidad se ve en al ámbito laboral, pues como explica, las niñas están ingresando sin problemas a la educación escolar y las jóvenes no tienen grandes dificultades para acceder a la educación superior, eso pese a que en su opinión se conservan algunos sesgos en el tipo de formación que se otorga en las escuelas y colegios y en el acceso a ciertos tipos de carreras técnicas y profesionales.
Para Francisca el problema radica en la desconexión entre el trabajo remunerado y el no remunerado, entendiendo este último como aquel que se realiza al interior de los hogares. “Estos dos mundos están completamente entrelazados (…) Acaba de salir una encuesta del Ministerio de Desarrollo Social junto al PNUD que demostró que apenas en un 11% de los hogares con hombres y mujeres, las tareas del hogar son compartidas. En el 89% restantes es la mujer la que lleva todas las responsabilidades. Cocinar, limpiar, criar y educar a los hijos lo está llevando solo la mujer”. Esto sin duda les resta oportunidades a las mujeres para poder desarrollarse en sus empleos. De ahí que el objetivo sea avanzar en corresponsabilidad parental y “para eso necesitamos que los lugares de trabajo establezcan condiciones de corresponsabilidad parental y de adaptabilidad laboral (…) No estamos llamando a un cambio, lo que queremos es una verdadera revolución en los lugares de trabajo y en los hogares, porque no podemos seguir construyendo esta sociedad donde la mitad de las personas no pueden desarrollar todas sus capacidades y talentos.”
Con la corresponsabilidad apunta a que hombres y mujeres puedan acordar quien ejerce derechos como el postnatal parental, licencias por enfermedad de hijo-hija menor de un año o incluso el derecho de una hora a alimentar a un hijo-hija menor de dos años y que las empresas o instituciones den oportunidad para esos acuerdos, que asuman dentro de su cultura que un padre también puede ir a buscar a su hijo-hija al jardín infantil o sala cuna, llevarlo a médico y que posteriormente pueda teletrabajar. Respecto a la adaptabilidad de horarios para hacer efectiva la corresponsabilidad parental dice que “existen pactos de adaptabilidad para trabajadores con responsabilidades familiares que se utilizan poquísimo. Las jornadas parciales de un máximo de 30 horas, las jornadas reducidas que son de más de 30, pero menos de 45 horas, los pactos de adaptabilidad 4×3, adecuaciones de turno. Hoy en día la corresponsabilidad parental y la adaptabilidad laboral son la excepción. Tenemos que lograr que ambas pasen a ser la regla”.
Sobre si ve el proyecto de 40 horas como algo que aporte a la adaptabilidad, señala que no se han involucrado de forma directa en la propuesta del Ejecutivo, pero que como Fundación creen que “entre más conversen las jornadas de trabajo con los horarios de colegios, escuelas, jardines infantiles y salas cuna, mayores van a ser las oportunidades laborales de las mujeres. Actualmente estos sistemas no se conectan. Por ejemplo, las personas tenemos por ley tres semanas de vacaciones al año y los niños, niñas y adolescentes tienen 15 semanas al año. No conversan los horarios, no conversan las vacaciones, no conversa nada y eso lleva a que la mitad de las mujeres no pueda tener un trabajo remunerado y lleva a que más de la mitad de las mujeres que viven en Chile no tenga autonomía económica”.
Del gobierno del presidente Boric, al cual felicitó por tener un gabinete con mayor presencia de mujeres y por declararse feminista, también ha sabido ser crítica por decisiones como el adelanto de las vacaciones de invierno, el Proyecto de Sala Cuna y principalmente por la no derogación de la sociedad conyugal. “Yo creo que este es un gobierno efectivamente feminista. Creo que tiene la convicción de la igualdad entre hombres y mujeres, pero aún falta el trabajo de transversalización de la perspectiva de género. Hay anuncios potentes, como el de la paridad en todas las empresas públicas, la extensión del IFE laboral con perspectiva de género que no solo sube el monto, sino que también protege a aquellas madres que no tienen derecho a sala cuna, subiendo de dos a cuatro años la edad de los niños y niñas. Pero también veo señales que me llaman la atención. La primera responsabilidad de un gobierno feminista es lograr la igualdad ante la ley”, apunta.
Sobre esto último es clara. “Nuestro Código Civil establece el régimen de sociedad conyugal para hombres y mujeres que se casan. Si tu no pactas separación de bienes, ese es el régimen legal que rige. En la práctica protege a la mujer porque todo lo que se haya ganado de forma onerosa durante el matrimonio se reparte en mitades, sin importar si la mujer trabaja o no. El problema es que la mujer, por el solo hecho de ser mujer no puede administrar esa sociedad, la jefatura la tiene el marido. Es una norma muy violenta que existe en nuestro Código Civil, por eso hemos dicho que ni siquiera hay que reformarla, hay que sustituirla, porque parte de la concepción que la mujer es relativamente incapaz”. Comenta que, en ese sentido, le presentaron a la actual ministra de la Mujer, Antonia Orellana y a su predecesora, Mónica Zalaquet, así como a la comisión de Mujer y Equidad de Género del Senado un proyecto que es más simple donde cada cónyuge administra con total independencia y autonomía sus propios bienes y se comparte lo ganado.
En lo referente al artículo 203 del Código del Trabajo que obliga a las empresas a tener o pagar sala cuna para las madres con hijos menores de 2 años, lo define como “una aberración laboral que encarece y desincentiva la contratación de mujeres. Hay una desigualdad legal respecto a los hombres, porque ellos no asumen ningún costo por ese mismo hijo-hija. Ahí es donde nosotros decimos que hay que partir por lo básico, que las mujeres en Chile tengan igualdad ante la ley, que no la tienen”. En esta materia ahonda señalando que ella está por desvincular la sala cuna al número de mujeres o hombres con hijos menores de 2 años, para no traspasar el costo a los trabajadores. “A nosotros nos gustaba la forma de financiamiento del primer proyecto de sala cuna del gobierno anterior, porque establecía un fondo gracias a una cotización adicional del 0,1% a todos los trabajadores, además fondos del Estado. Para nosotros era una situación justa que no afectaba a las mujeres, a la maternidad, ni a la paternidad. Lamentablemente, a pocos meses de terminar su mandato, se presentó un segundo proyecto. Éste mantenía el 0,1% de cotización adicional, pero estableciendo un pago según el tamaño de la empresa. Grandes empresas un 75%, medianas un 50% y pequeñas o muy pequeñas, nada. Aunque tampoco era tan así, porque igual había costos”.
Consultada si la propuesta de nueva constitución es un avance en temas paritarios, responde que “la paridad es un principio de la propuesta de la constitución, el principio de igualdad sustantiva y la paridad en todo lo que son los órganos colegiados”. Agrega que como ChileMujeres participó en el proceso de elección paritaria de la Convención Constituyente, interesada en dar un giro a la baja representación de las mujeres, en especial en la Cámara de Diputados donde la presencia femenina llega al 22%. “Las mujeres, por primera vez en la historia, competimos en igualdad de condiciones con los hombres y eso se garantizó a través de la igualdad de resultados, porque obligabas a las listas a poner mujeres, porque necesariamente iba a salir una mujer de esa lista. Fue un ejercicio interesante y lo que pasó es que las mujeres salimos solas y tuvimos que darles cupos a los hombres (…) Lo que está claro, es qué si el proyecto constitucional no se aprueba, el sistema electoral paritario va a tener que estar en una nueva constitución, independiente de cuál sea”.
Por último, y puesta en la contingencia universitaria con la negociación colectiva ad portas, le pedimos que nos indicara algunos elementos que pudieran ser incluidos en el Contrato y que nos permitan avanzar como institución en la equidad de género. “Las universidades tienen el mismo problema que tienen todas las organizaciones. Creo que en las negociaciones se debe lograr involucrar a las jerarquías de la Universidad en los temas de equidad de género. Lo primero que haría es solicitar que los procesos de selección, a todo nivel, sean sin sesgos. Que las convocatorias sean sin sesgo de género, porque muchas veces las solas convocatorias ya son discriminatorias por el tipo de frases que se usan, las formas en que se hacen los llamados”. Otro tema importante es pedir indicadores de género, los que aclara no son solo saber “cuantos hombres y mujeres tengo, sino que saber cuántas son madres, cuántos son padres, las edades de esos hijos-hijas y no sólo a nivel de trabajadores, con los estudiantes también. Tienes que conocer tu realidad para tomar decisiones que ayuden”.