Carlos Araneda: “La Negociación Colectiva son palabras mayores”
Hace 35 años ingresó a la UCSC como auxiliar y gracias a estudios y capacitación obtuvo el cargo de asistente del laboratorio de microbiología cuando éste comenzó en 1987 en una casa prefabricada ubicada al lado de Emporchi en pleno sector costero de Talcahuano. Nos cuenta que durante ese tiempo aprendió mucho de microorganismos “porque uno nunca termina de aprender”. De ahí en adelante, Carlos Araneda Palma se desempeñó en las áreas de muestreo donde gracias a su trabajo en terreno conoció varios lugares. Hoy está abocado a su trabajo en la parte química de Servicios Ambientales del Centro Regional de Estudios Ambientales (CREA).
“Mi trabajo es bien variado. Lo básico es entregarle material al área de muestreo para que ellos tomen sus muestras. Yo preparo los envases para las muestras con el fin de tener la trazabilidad en caso de que falle un análisis. Sí eso ocurre vemos si falló el envase, la toma de muestra o el análisis final”, cuenta sobre su labor, a lo que agrega que están certificados. “Trabajamos con normas desde 1997, aproximadamente.”
Confiesa que está contento con su trabajo por todo lo que ha aprendido y porque el ambiente laboral en que se desenvuelve es bueno. “Podemos tener nuestras diferencias como personas, pero dentro del laboratorio somos uno. Todos tiramos para el mismo lado”. Recuerda que cuando se trasladaron desde su ubicación original a donde están ahora, junto al Instituto Tecnológico de Talcahuano, no solo hubo un cambio de lugar de trabajo, también se notó en la cantidad de labor que realizaban. “De hacer 100 muestras mensuales, pasamos a 400. La Universidad estaba feliz con nosotros”. Cuenta que durante ese período hubo un vínculo estrecho con las pesqueras que operaban en la zona, pues “todos los días nos pedían diferentes muestras. De agua potable, de agua de mar, de productos.”
Lamentablemente, muchas de esas empresas dejaron la Región, lo que obligó a reorientar la labor que se realizaba. “Nos tocó reinventarnos. Ahora trabajamos con cosas ambientales y para esas pruebas hay que tomar otros parámetros, hay otro tipo de seguridad”. Pero no es lo único que han debido enfrentar como unidad, pues ahora el trabajo también radica en adjudicarse distintos proyectos, para lo cual “hay que hacer todo un eslabón de cosas”, señala.
Como socio del Sindicato tiene una visión crítica de la actual directiva luego de la prórroga del año pasado. “Yo quedé defraudado. Antes de la negociación se dijo que se iba a luchar. Llegaron con un discurso y terminaron con otro. No sé si lo hicieron para evitar que hubiera despidos, pero si fue así, los dirigentes están para pelear por su gente en las buenas y en las malas. De los que están ahora, yo conozco a Francisco (Rivera). Sé que es un luchador”. Por lo mismo, se opone rotundamente a la posibilidad, hipotética, de que la Universidad pida una segunda extensión. “Se pierde en lo económico. Lo poco y nada que tenemos, si hace dos años era 100, ahora es 50. Está muy cara la vida para estar diciendo no. De lo que se pida, quizás no se pueda obtener un 100%, pero si un 75%.”
Reconoce que la Negociación Colectiva son palabras mayores, porque pese a que se presentan buenas propuestas, como la del año 2021, la Universidad siempre dice que no puede, argumentando la baja matricula. “No hay que ir al choque, pero si ser intransigentes con cosas que favorecen a la gente. Quizás, por lo mismo, hay mucha gente que no participa del sindicato porque ven que lucha y lucha, pero no hay resultados”. Pese a ese escenario, se da el espacio para ser optimista. “Espero cosas buenas, pero va a depender de la otra parte. Acá son dos partes.”
Consultado si la directiva debe centrarse en lograr buenos reajustes salariales o ir por aumentos más acotados acompañados de mayores beneficios, responde que prefiere lo último. “Que haya dinero, pero que también haya beneficios. Porque de lo contrario me voy a gastar el dinero en cosas que me puede dar la empresa. Por ejemplo, la ropa es un tema en que se generaliza mucho y donde se debería hacer algo para que cada uno tenga lo que corresponde a su labor”, indica mientras explica que a él le llega indumentaria que no le sirve, como poleras de manga corta que dejan sus brazos expuestos a quemaduras, entendiendo que él opera con ácidos. Por lo anterior, se ha visto obligado a comprar su propia ropa de trabajo, lo que en su opinión “no debería ser.”
Estimados yo me llamo Carlos Araneda Palma
Gracias estimado por el comentario, ya lo hemos corregido.
saludos
Equipo de comunicaciones Sindicato UCSC