“Hoy se requiere de formas distintas de hacer sindicalismo
Psicóloga organizacional de profesión, Magíster en Gestión de Recursos Humanos y coach ontológico, Cecilia Gutiérrez se integró hace cuatro años a la Universidad, específicamente, a la Dirección de Organización Estratégica. Actualmente, se desempeña como Jefa de la Unidad de Desarrollo Organizacional de nuestra casa de estudios y desde ahí se preocupa de temas como el clima laboral, la cultura organizacional y de reconocer el trabajo que desarrollan miembros destacados de la institución.
Previo a su llegada a la UCSC, Cecilia se formó profesionalmente en la Vicaria de Pastoral Obrera de Concepción, lugar en que trabajó con el padre Carlos Puentes, al que considera uno de sus mentores (otro es Hipólito Cáceres) y de quien aprendió mucho sobre la defensa de los derechos laborales y civiles en general. Por lo mismo, no es extraño que durante años se dedicará a la formación y asesoramiento de sindicatos en la Región. “Yo partí formando sindicatos en la zona y participando en negociaciones colectivas y apoyando al mundo sindical. De alguna manera, esa es como mi cuna”, señala.
En virtud de esa experiencia es que hablamos con ella para conocer su impresión del sindicalismo. “Creo absolutamente en la participación en todos los ámbitos y obviamente en el ámbito laboral” dice, mientras agrega que además de trabajar en la formación de sindicatos, también participó en escuelas sindicales, hasta antes de la pandemia. Es justamente la crisis generada por el Covid-19 la que, en su opinión, impulsó a la mayoría de los países a buscar soluciones a través de mesas bipartitas o tripartitas. Pone de ejemplo a los sindicatos suecos y a la evolución que vivieron durante este período porque “así como hoy en día se pide un tipo de liderazgo distinto para las jefaturas, para los empresarios, para las instituciones, también se requiere de un perfil distinto en las formas de hacer sindicalismo.”
Aboga por una mayor sintonía entre Sindicato e Institución, ya que para ella “la opción es que el sindicato sea un colaborador. Se debe realizar un trabajo conjunto, porque no todo lo puede hacer un área y porque de lo contrario, la participación pasa a ser un cliché.” Sobre los líderes sindicales indica que “tienen que formarse y conocer las realidades de lo que está ocurriendo en todo el contexto. Por eso el dirigente sindical está llamado a estudiar mucho, a revisar, a considerar distintas opiniones, sabiendo que con diálogo todo es posible.”
En su opinión, la pandemia originó una caída de paradigmas en cuanto a los liderazgos. “Hoy día el estilo de liderazgo no es uno, son seis, son siete y lo que tiene que hacer una persona es saber cuándo ocupar uno u otro. Lo mismo en el tema de la negociación, no hay una forma de negociar, hay cuatro estilos, cinco estilos y la gracia de la persona es que sepa cuando usar un estilo y cuando el otro.” Su idea la complementa con una metáfora en la que dos personas suben a un ring a pelear por una naranja, sin saber que uno tiene la misión de quedarse con el jugo y el otro con la cáscara. “Empieza la pelea, empiezan a discutir, pero sin preguntar que quiere el otro. Si hubiesen preguntado de un comienzo cada uno se hubiese quedado con la parte que necesitaba y se acabó. El dirigente tiene que ser un líder en ese sentido y dialogar para preguntar cuáles son los intereses.”
Respecto a la resistencia de algunos trabajadores a integrarse a los sindicatos, por considerar que están politizados o por hacer eco de mitos respecto a ellos. Cecilia reconoce que ha habido malas experiencias por culpa de liderazgos ideologizados y porque no se han visto las reales necesidades de las personas. “Los dirigentes sindicales están para orientar. De pronto se centran en ganar equis cosas, pero en realidad hay otros elementos que son mucho más importantes. La calidad de vida, la conciliación vida-trabajo, la familia, la seguridad laboral (…) Los sindicatos deben encontrar formas innovadoras de llegar a nuevos miembros y contribuir ante la crisis mediante el diálogo social.”