El cambio de vida después de la pandemia
Publicado por UCSC el
Cecilia Gutiérrez, Jefa Unidad Desarrollo Organizacional UCSC
El Covid nos ha puesto en una situación tal, que nuestras prioridades cambiaron y, donde “el tener” deja ser importante y toma relevancia el «hacer” y, sobre todo, el «ser”.
El lugar de trabajo ya no es la oficina, sino donde estemos enfocados en lograr los objetivos. Esto implica modificar los hábitos de interacción, integrando y dominando lo digital, como comunidad y en colaboración. Esta nueva forma de trabajar es más ágil y flexible y por lo mismo, no da tiempo para malos entendidos, falta de confianza o rumores.
Desde esa perspectiva, la cultura organizacional definida como el conjunto de supuestos básicos compartidos valores y creencias, que configuran y determinan la manera de cómo se hace el trabajo, se verá afectada. Esta cultura es moldeada por las acciones y direcciones de los líderes, pero sostenida por los comportamientos de las personas y reforzada por las políticas y procesos organizacionales. Así, la cultura debe ser efectiva, es decir alineada a la estrategia y equilibrada, no solo orientada a resultados sino también a las personas y en ese sentido cobra vital importancia el rol de los líderes y cómo éstos generan relaciones de confianza positivas que animen a las personas a poner su talento al servicio de la transformación.
Comportamientos como la humildad y las habilidades de escucha, serán prioritarios. Se dará importancia a la franqueza y la capacidad de generar conexión entre las personas y unidades y destacarán aquellos líderes que se centren en que las personas realicen su mejor trabajo, sin dejar de dedicar tiempo al cuidado personal, familiar y social.
¿Cómo puedo aportar a esta transformación cultural? Todos y todas debemos generar la suficiente flexibilidad para adaptarnos y dar lo mejor de nosotros mismos. En ese sentido debemos confiar, en que cada uno está tratando de “hacer y ser” lo mejor posible. Mantener un estado emocional positivo también ayuda, así como practicar el autoconocimiento y preguntarse que he aprendido en este periodo. Pensar en los demás y buscar la forma de ayudar a otros, colocar nuestros talentos al servicio de otros, meditar, contagiar esperanza, profundizar en las relaciones y por sobre todo, encontrar un propósito a lo vivido en estos meses.